Soy del amor.

 

Soy del amor, del romance,
del placer suave misterio,
soy arrebato de intentos
fascinantes y discretos,
que en vehementes suspiros
embelesan mis recuerdos,
de poeta enamorada
que en rimas besan sus versos.


Soy del arte y del talento,
soy del ocaso el lirismo,
primavera cuando pinto
de colores lo que escribo,
cual augurios contemplados
por celestial misticismo,
en el delfos de mi espacio
que bendice mis abismos.


Soy de rosas y de sueños,
soy del místico espejismo,
soy el canto de la estrella
cuando inspira sus delirios
y soy virtuosa si entrego
en mis versos cristalinos,
el umbral de mis pasiones
en un susurro hialino.


Soy crisálida en la prosa
mariposa de atavismos,
soy el relente del alma
cual poemas cristalinos,
que embellecen con nobleza
los requiebros compartidos,
con lisonjas y alabanzas
cuando esplende lo inaudito.

Armonía

Armonía  tan perfecta de matices

en el verde deslumbrar  de la mañana,

panorama de la espléndida llegada

tan sublime y natural de la alborada.

Calma intensa, sensación enamorada

del  eterno virtuosismo de lo bello,

resplandece en las cascadas de su alma

la sublime percepción del universo.

Armonía, perfección del horizonte

aspergiendo cristalinas esperanzas,

con el canto melodioso de un sinsonte,

tarareando el despertar verde del alba.

Es la brisa seductora de fragancia

que acaricia la ternura más divina,

deleitando con arrullos que armonizan

va el misterio que amanece en su sonrisa.

Armonía que arrebata el beso amante,

tentadora en el suspiro del silencio

persuasiva y convincente en cada exceso,

susurrado por el néctar del romance.

Y en la orilla hay una musa emocionada,

inspirando cada instante con su lira,

en el verde amanecer de la esperanza

que ha besado con sus versos las caricias.

Un día más.

Ayer fue un día más, como otro cualquiera. Ayer la vida pudo ofrecerte la oportunidad de acercarte a la virtud y desenredar los fantasmas atados a tus resentimientos y complejos. Ayer  fuiste el mismo indiferente, indolente ante lo especial de un instante. Ayer fue un día más, no hubo tan siquiera la sonrisa agradecida, tan solo una. Quizás justifiqué hace algún tiempo tu conducta, quizás quise descubrir en tu mirada algo más, no fue posible. Ayer fue un día más entre pesares de no saber a dónde ir ni en quien confiar, ayer fue un día más de soledad.

Tan solo una sonrisa hubiera cambiado el horizonte, tan solo una. Ayer sentí que todo se ha perdido, no vio la luz un pensamiento amado, ni soplos de suspiros, no vio la magia aquel roce sagrado de los besos, ni el matizar de cuerpos con un toque sublime del deseo. Ayer fue la melancolía la dama del encuentro con mi ego: un día más para ti, para mí: tan solo eso.

Un día más, un día menos: tu fracaso,

manantiales surtidores del desgano,

desencuentros polvorientos, desolados,

decepciones en caminos empedrados.

Un día más para llorar la ausencia,

que se duele en ríos falsos de entusiasmo

y en tinieblas aparece la indolencia,

que se alegra de las galas de un engaño.

Un día más y me asusta el espejismo

que refleja melancólico el enfado

y rompiendo las barreras del quebranto,

por la rabia y la mentira del  abismo,

voy perdida en el más seco laberinto

entre dudas, desamor y desencantos.

Un día más, un día menos: no es el caso,

triste historia es sucumbir en este ocaso

de vacíos y constantes desengaños,

que han nublado con rencores mi sagrario.

Un día más donde la rosa que he dejado,

con las perlas de un amor imaginado,

ha secado con sus pétalos el llanto

con los versos que han rimado tu fracaso.

Yo te abrazo entre versos.

Hay amor en tus versos, te seduzco poeta,
 cada frase que escribes, más que halago es esencia,
para la más egregia estrategia que alerta
lo sensual de mi lira y el adagio de letras.


Hay amor en tu prosa, mis tristezas alejas
y  el aroma cercano de tu amante destreza,
me susurra al oído con las musas viajeras,
tan despacio y sublime que imagino tu diestra
 en divino suspiro desvistiendo poemas.


Acaricio tus versos abrazando tu estrella,
corazón del misterio que enamora y sentencia,
cada estrofa es estigma del espacio que llenas
depurando vacíos en mi vida bohemia.


Aún conservo la rosa de la estrofa primera
cautivada de halagos, corazón de poeta,
tan sensible guardada, en penumbra de espera
solitaria y profeta, cual sublime evidencia
del talento besado por tu adagio de letras.


Hay amor en el aire que respira tu esencia,
te seduzco entre luces y la niebla no es densa,
cuando acerco mis labios a la prosa que llena,
lo sensual de mi alma y el rocío que besas:
Yo te abrazo entre versos, corazón de poeta.

Peregrina de ausencias.

Nostalgia que te empeñas en esculpir estigmas

aferrada al recuerdo de aquella despedida,

aspergiendo sollozos, cual perlas de agonía,

declarando sentencias que atenazan, suspiran,

un adagio de espectros de gris melancolía.

Obcecada me llegas cuando sueño despierta,

con la musa que inspira lo mejor de mis letras

y en estrofas que saltan la esperanza  bohemia,

no transiges  tu espacio, y cual noria discreta,

obsesionas mis rimas con tu daga poeta.

Con el halo de luna, te reflejas suprema,

como dueña absoluta de tristezas y penas

que ahogan  añoranzas, en la ingrata pereza,

del sofisma que esconde lo fugaz de tu esencia.

Alejarte quisiera,  aflicción que hechicera

vas dejando silencios en las sombras viajeras,

de recuerdos cansados y languidez etérea,

soledades discretas: peregrinas de ausencias.


Te comtemplo en mis noches
con insomnio de estrellas,
te sorprendo en silencio derribando fronteras,
del sudario de versos que han llorado quimeras,
en el ónfalos triste de mi ego que espera.


Has grabado un axioma en mi mundo de letras,
has escrito aforismos intimando mi esencia
y recreo en mis versos, matizando en tu diestra
el espejo del alma que refleja las huellas,
de aquella despedida: peregrina de ausencias.

Un pasado que vuelve.

Soledad que acompañas un pasado que vuelve

cual volar de gaviotas que a mi alma estremece;

y no logro distancias que sombrías te alejen

en mis días de invierno, de tristezas, de nieve.

Soledad fiel amiga, confidente presente,

tú descubres mi mundo y el vacío que es puente,

de difíciles metas, desafíos perennes,

de un destino entre ruinas que enajena y no miente.

 

Soledad:  hoy me buscas en  sosiego silente,

con la sed del cansancio de un pasado que vuelve,

a invadir mis enigmas en desierto latente: 

que me abstrae bohemia, aún rodeada de gente.

 

Soledad yo te busco en el sueño inocente,

en un muro de olvidos con mi verbo elocuente;

y te acercas discreta superando la muerte,

de ese amor inefable cual estigma indeleble,

que ha tatuado las sombras de un pasado que vuelve.

 

Con la nieve: mis versos.

Veo caer tu velo de plata en mi ventana,

son cabellos de luna cual novia enamorada,

su seducción fascina las perlas que engalanan,

alfombras como espumas tan blancas como el alma.

 Amanecer de invierno, tormentas y borrascas,

es bello el panorama que  ofreces con tu magia;

seduces con los hilos de aljófar la alborada,

del místico rocío con deidades del alba.

Con la nieve mis versos inspiran nuevas ansias,

como silfos son seres que en el aire se escapan,

con diademas de rimas  y asonantes  nostalgias

esculpiendo las letras cual marfil de esperanzas.

Cascadas de oropel, matizan la ventana,

parecen lentejuelas que brillan en el nácar:

y rosas de la luna rociadas por la escarcha

regalan su ternura en la alfombra de plata.

Veo caer el velo de nieve en suave danza,

cual  relente  de luna y misterio del alba,

en la mágica alfombra de perlas y de nácar

que deslumbran los versos que inspiran la mañana.

Escribir es mi vida.

 

Escribir enternece lo más casto del alma,

ensombrece las penas con la lira que alcanza,

la emoción que profunda, en caudal de añoranzas,

armoniza la vida y supera las ansias.

Escribir me provoca esa paz y esa calma;

y aunque a veces desborda el ocaso en mis lágrimas,

vehemente en su éxtasis se depuran nostalgias ;

cuando en fiel misticismo yo contemplo  en su aura,

esos versos que besan el talento y la gracia.

Escribir es la intensa vocación que traspasa,

el umbral del delirio que extrapola mi alma;

y seduce al ensueño cual arúspice magia,

al dibujar con rimas la espiritual semblanza,

de un adagio de vida con matices del alba.

Escribir es la risa, es la alondra escapada,

el sinsonte que arrulla melodías arcanas,

es susurro de elfinas que musitan al aire:

universos de historias, epopeyas de amantes

y el divino horizonte nigromante del arte.

Escribir es mi vida, es augurio que excita,

lo mejor de mi prosa y las musas que riman

la soledad apagada ó la euforia divina:

eclosión de un lirismo que acompaña mis días,

de lobreguez callada y sutil poesía.

La diosa de mis letras.

Tan sublime y de blanco, lisonjera viajera,

en excelsa crisálida te sonríes y sueñas,

con las flores del lago y celestes estrellas,

entre nubes de alfombras de la egregia  pureza.

Hay aroma de lirios, de jazmín y azucenas,

tu candor se transpira en tu rostro: doncella ;

y en el limbo el hechizo de algún elfo poeta,

nos seduce los sueños y cautiva las penas.

Te recreo en mis versos con la musa indiscreta,

ella siente que inspira fantasías  mis letras,

con la mística estampa de una blanca quimera

matizando mis versos con la ninfa que llega.

Tan sublime y de blanco, te despido en mis letras

polvoreando de rosas esa estela que dejas;

con marfil de amapolas y diadema de estrellas

seduciendo mis rimas con jazmín y azucenas.

Te regresas de blanco en crisálida etérea,

a ese mundo de encantos

 que en mis sueños me llevan,

las musas escapadas de un Olimpo de esperas,

que suspiran anhelos e inocentes quimeras:

susurrando en mis versos la diosa de mis letras.

Un misterio de luna.

¿Qué misterios de luna han besado recuerdos

con el tierno crepúsculo abrazando misterios ?

¿Qué inocencia de amores con las rosas de sueños

van tejiendo la historia de sublimes momentos?

El mirar  se hace eterno, y la entrega es un reto,

cuando nace del alma el deseo de un beso:

aspirando el encanto del hechizo discreto,

que regala la luna y su amante lucero.

El rocío estremece el fugaz sortilegio,

es divino el instante que regala ese beso,

no hay vulgares instintos todo es pleno y excelso;

y el elixir ha dejado un aroma en el tiempo. 

¡ Qué misterio soñado, inefable y etéreo,

intangible se escapa en el suave silencio;

y la noche regala en la luna de ensueño:

el seráfico idilio con la magia de un beso,

que ha dejado la historia de su amante lucero !

Aparece en las noches.

Aparece en las noches

de rocío de estrellas,

con perlas en los labios

disipando tristezas.

Aparece inocente

con la luna que llega,

cual diademas de almas

y corona de estrellas.

Ella siente su ángel

que acompaña la espera,

del rocío de luna

en la noche discreta;

y el cantar del suspiro

de la ninfa  doncella,

es misterio del aire

 que embelesa a la tierra.

Aparece distante en los sueños  de estrellas

cada noche de ocaso, con la luna viajera,

y en regalos brillantes, la ilusión  manifiesta

el augurio sublime, que el crepúsculo deja.

Santo regalo de Paz.

Un deseo pediría  

a los magos del Oriente,

que la paz fuera el regalo,

 que uniera a los continentes.

Cargamentos de nostalgias,

 hoy desangran a inocentes

y miles de niños humildes

escasean de un pesebre.

Cuánto dolor se reparte

con los pobres de la tierra,

y Jesús sigue clamando

la libertad y verguenza. 

Santa Madre del pesebre,

sabia de amor y promesas,

tú que amastes el dolor

en el Calvario dispuesta,

bendice el santo regalo

 con los pobres de la Tierra.

Vengan cargados de paz

de comprensión y pureza,

repartan frutos de amor

y celestial entereza,

bendecidos por la estrella

que desde Belén nos llega

en la sonrisa del niño

con los pobres de la tierra.

Un libro que se cierra.

Un libro que hoy concluye su periplo de sueños,

sus páginas guardaron sublimes mis recuerdos,

algunos de espejismos e intensos pensamientos

y otros entre las lágrimas despedidas de un beso.

Suspira entre las hojas la rosa de un recuerdo,

efímera la vela fue cómplice del beso,

y guarda entre las letras el místico deseo,

que exhala en su fragancia hechizos de otros tiempos.

Concluye entre las luces el breve sortilegio

del pasado añorado y el beso del encuentro,

fugaz arte de versos postrado de recuerdos,

evocando esperanzas y un pretérito etéreo

que no pudo alcanzar ni los elfos del tiempo.

Los ciclos que concluyen capítulos diversos,

de obstáculos temibles y anhelados encuentros,

divinos y eminentes , utópicos y excelsos,

hoy cierran el sendero de un atávico ensueño

que escribirá la historia presente de mis sueños.

Un libro que se cierra con su enigma vivido

de esotéricos sueños y secretos vacíos,

absorbe en tierno mundo de un lenguaje divino,

la esencia que contempla subjetivos idilios,

desconsuelos traidores, e inefables suspiros.

Hoy despide el poema este adagio que escribo

con los ciclos cerrados de aforismos vividos,

y la eclosión del alma manifiesta el lirismo

depurando el silencio en el duelo del libro,

que hoy sucumbe al misterio intangible de olvidos.