jueves, 22 de agosto de 2013

En la noche traviesa




Es díscola la noche traviesa entre deseos,
indómito el aroma del numen que delira
y en medio del silencio las dudas se disipan
vagando la añoranza pletórica de anhelos.

Rebelde se acicala la dama peregrina
y alcorza en su diamante la luna que acrisola,
en tanto la mirada cetrina y tentadora
delata la romanza sublime que musita.

Fugaces las estrellas dibujan filigranas
de epígonos romances exentos de egoísmos
y brillan como hogueras luceros de optimismo,
traviesos cual candiles en noche de almenaras. 

La danza de las ramas desnudas con la brisa
regalan la armoniosa vigilia ineludible,
y hespérides del cielo se acoplan apacibles
cual pléyades virtuosas de acrisoladas ninfas.

Y el álamo discreto sacude sus nostalgias
mientras caen las gotas indemnes del estío.
Y el ingenio impetuoso del gélido atrevido,
acompaña la noche que asperge en su fragancia.