miércoles, 18 de diciembre de 2013

Verbo Amado


En la brisa matinal llegas confiando
horizontes hacedores de esperanzas,
inspirando adoración cual alabanza
que es consuelo en la nostalgia y el quebranto.
 
Más allá de la tormenta conflictiva 
entre nubes tenebrosas y pesares,
tu palabra hace el milagro tolerable
cuando el eco del perdón sana la herida.
 
No abarrotas las tinieblas con quejidos
eres luz en el crepúsculo del alba,
cuando alcanza la prudencia de tu alianza
el amor universal cual compromiso.
 
Verbo amado y mensajero peregrino,
si atenaza en el dolor la desconfianza,
tu verdad del corazón su fe levanta
hacedora de quimeras y destinos.

Resplandece en el amor su andar genuino
 y el candil de la justicia que no humilla,
ilumina sanador cada primicia 
anunciando redención en su periplo.
 
Bendecida lealtad que no atormenta
y predica el evangelio que da vida,
cuando asume cada carga en la neblina
sin el yugo inquisidor de las tinieblas.
 
 
 
 
 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Mosaico de Navidad



 Albricias de esperanzas
 
Albricias de esperanzas escrutan los abismos
cuando alcorza la estrella su eminencia divina,
incólume del odio, ilesa y peregrina
que emancipa la historia de arcaicos atavismos.
 
Asceta es la alborada virtuosa de aforismos
indemnes de egoísmos y ambiciosa doctrina,
mientras brilla sapiente la estrella clandestina
en humilde pesebre sin lujos ni espejismos.
 
Es la paz armoniosa de atinados desvelos
en los ojos sublimes de esplendentes luceros,
que sonríen genuinos ante el sol de justicia.
 
Navidad que sorprende con primicias y anhelos
en la alianza suprema de amorosos senderos,
que bendicen la tierra con la excelsa noticia.
 

Eco de paz
 
Eco de paz, la Navidad nos llega
pletórica en su pléyade de estrellas,
rubrica el testimonio de la entrega
del verbo y la verdad labrando huellas.
 
Eco de paz, incienso en el desvelo,
consuelo en la plegaria clandestina
que alcorza su añoranza en el anhelo
y alivia la nostalgia peregrina.
 
Eco de paz, asilo de una pena
confiando en el milagro que da vida,
gozo y amor de alianza nazarena
candil de la esperanza florecida.
 
Genuina en la algazara de la tierra
que auspicia la alborada en su primicia,
nos llega en la promesa que se aferra:
el ínclito esplendor de la justicia.
 
El eco del amor que arcano abriga
atávico el sendero de quimera,
refugia en la humildad de la fatiga
la indómita misión cual primavera
 

El incienso de amor
 
El incienso de amor en la tierna sonrisa
que en pesebre de luz nos regala su aroma
es augurio de paz en senderos de gloria,
humildad y perdón en acequias de vida.
 
Es consuelo frugal, es espliego en vigilia,
generosa verdad en la inquieta alameda
cual aurora boreal de celestes estrellas
y el astral sideral del lucero que inspira.
 
La fragante virtud de prudencia conspira
tolerante al andar allanando avatares,
con la ilustre pasión entre aciagos y azares
compromete su voz peregrina y divina.
 
Se levita el vergel en la alianza infinita
que acrisola el edén con el iris sidéreo
y en el verbo hacedor del arcano misterio,
es Jesús el Pastor de primicias genuinas.
 
Se desvela Belén entre anhelos y albricias
con la luz cenital del pesebre hialino
sin lujoso cendal, sin rencor ni egoísmo
persistente y tenaz: nuestro asceta Mesías.
 
Horizonte de amor entre rosas y espinas
en preclaro bregar, de contiendas e historias,
evangelio de luz, primavera y aurora
esplendente en la cruz que predica justicia.
 
 
 
Romancero Navideño
 
Querubines lisonjeros
visten de gala al cortejo,
de aguinaldos navideños
cascabeles, margaritas,
plegarias y campanitas
cual primicias del proemio,
que agasajan la esperanza
en pesebre nazareno.
 
Se acrisolan las promesas
en el albor de los fresnos
y la ventisca de invierno,
presuntuosa en su armonía
ensalza la fe divina,
hacedora de quimeras
en navideña alborada
que bendice primaveras.
 
Plagia el lucero una estrella
que ilumina el universo,
besa la Virgen el sueño
cuando inspira en su vigilia,
el rosicler que emancipa
su contienda de nobleza,
aliviando la añoranza
y rompiendo las cadenas.
 
Y es así como sorprenden
en el vergel de la espera,
las primicias sin fronteras
cual novedad peregrina,
de una verdad que genuina
predica cuando amanece,
el verbo que hace su alianza
con la Palabra que esplende.