domingo, 25 de noviembre de 2012

El canto de la Luna

 
 
 
 
 
En esta noche tan clara con la luna de mis sueños,
 que se asoma a la ventana con el reclamo de un verso,
le sonrío sorprendida , ella se mira en mi espejo
y  con sus hilos de plata se ilumina mi universo.


Van danzando las estrellas con el susurro primero
del crepuscular  ocaso que  se despide sin  ruegos
y el brillo de aquel diamante de  la noche con luceros,
se ufana en la seducción del epígono bohemio.


Ella se viste de gala con el halo de luceros,
peregrina y cautivante, seráfica de embeleso
y al mirar en mi sonrisa un centellear inocente,
 le ofrezco la melodía con el versar que enternece,
el sortilegio divino de su resplandor celeste.
 
 
La noche vive su fiesta, la novia se lo merece
y el suspirar de cantares de serafines y duendes ,
sublimizan la belleza de ese amor tan eminente
que bendice el sortilegio cual hechizo que estremece
el rocío de la luna cual relente que sorprende.
 
 
Yo le regalé mis versos, ella cantó en su  silencio,
con la mirada de reina se cobijó con su velo
y al ritmo de aquellas notas de los violines excelsos,
 yo contemplé en su partida cenital deslumbramiento
de aquellos  hilos dorados espirituales de ensueños.

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