viernes, 2 de noviembre de 2012

Supremo paraíso sin quebranto


 
 
 
 

 (Homenaje a las almas que descansan en el supremo remanso de paz)

Sombra de azar en el lugar desierto
y el alma se confunde en rosaleda,
vergel cual dimensión en la vereda
cruzando el más allá del desconcierto.

Y espera en el rocío de lo incierto
el hálito frugal que no depreda,
en tanto en el azul de su alameda
el gozo del edén fluye liberto.

 El gris del desamor ya se ha expirado
y el verde que rubrica con la aurora,
exilia los engaños tapizados.

Consuelo peregrino que enamora
y vence en el ocaso flagelado,
la endrina soledad usurpadora.

II

La endrina soledad usurpadora
precisa la oportuna despedida,
que ahogue la traición que confundida
anida en la nostalgia timadora.

Asceta dimensión que soñadora
plagiando lo intangible en la quimera,
profesa en su almenara primavera
y esculpe el rosicler que tanto añora.

Supremo paraíso sin quebranto
ni aciagos persistentes que alucinan,
las sombras del pesar y el desencanto.

Preclaros horizontes cuyo encanto
irisan amapolas que dominan,
la paz crepuscular en camposanto.
 

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