miércoles, 1 de mayo de 2013

En la aurora estremecida


Trina el zorzal su romanza
en la aurora estremecida,
si amanece florecida
cuando el rosicler le alcanza.
Siente el céfiro la alianza
del madrigal en el monte,
del jilguero y el sinsonte
entre palmas, mariposas
y azucenas primorosas
en el ínclito horizonte.
 


Danza el eco matutino
sus caricias intrigantes,
sutiles y rutilantes
cual arpegio peregrino.
Y seduce lo divino
la lisonja sorprendida,
renovada y bendecida
cuando el requiebro se afianza,
milagroso de esperanza
en la aurora estremecida.
 
 

   

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