Dulce copla mañanera,
brisa de amor cual fortuna
del romance con la luna
que acaricia tempranera.
Madrugando lisonjera
me regala la primicia,
novedosa y sin codicia
confidente en los desvelos,
entre horizontes de anhelos
que acrisolan con justicia.
Versos del alma confiesan
su florilegio genuino,
en el abrazo divino
de emociones que regresan.
Las fronteras atraviesan
avatares de añoranzas,
dimensionan sus andanzas
más allá del desvarío,
para alcanzar el estío
diamantino de esperanzas.
Suave acorde que se inspira
en el azul desafío,
sin agobio ni extravío
cuando el arpegio delira.
Emocionada la lira
y ataviada en su quimera,
se regocija en la espera
melodiosa y oportuna,
con las notas de la luna
en su copla mañanera.
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