Es húmeda la tarde que reina entre las olas
profana la tibieza que añeja lo apacible
y el viento que murmulla cual ráfaga irascible,
suspira entre las mieses ocasos de amapolas.
Hastío de nostalgias besando caracolas
que guardan los recuerdos de un tiempo peregrino,
cual noria que recuerdos y azares del camino
despiden alamedas de lirios y amapolas.
Declina con la brizna celeste la almenara,
gaviotas acicalan los fresnos blanquecinos
y emigran los zorzales galantes y discretos.
El iris tornasola sidéreo en la algazara
y el Cenit va irizando los montes ambarinos,
de auroras rosicleres y céfiros secretos.
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