domingo, 21 de octubre de 2012

Legendaria que cautiva

Para el reto de Panem Circenses
El Hombre y la Mitología

 
 
Legendaria que cautiva
 


 Orlas de mirtos y rosas
en rosicleres de auroras
tan fragantes, primorosas,
tremolando filigranas,
tornasolan la llegada
de palomas bendecidas,
por la belleza genuina
delicada que se adueña,
de la más sutil grandeza
como reina y como diosa.


 Mitos y amores la invocan
como deidad hechicera,
alquimista que diseña
el encanto seductora.
Porque al nacer de las olas
como la perla preciada,
emergiendo de las aguas
con su beldad infinita,
la tan amada Afrodita
con su ribete de rosas.


 Delicadas las palomas
que cortejan la carroza
y aladas las mariposas
que arrebolan en la albura.
Mientras fluye con la espuma
la belleza se extrapola,
Ares rinde su grandeza
y en su locura se adueña,
de la más ardiente diosa
que en el Olimpo susurra.


 Fue del fuego la locura
de un Efesto enamorado,
despechado ante el engaño
de clandestinos encuentros,
que vengativo y siniestro
en una trampa dorada,
atrapaba en la alborada
como celoso perverso,
a los infieles traviesos
dando fe del adulterio.


 Ante el sofisma vengado
todo el Olimpo se aturde,
burlas, sarcasmos y embustes
son motivos de arrebatos,
de lujuriosos reclamos
y de pasiones sublimes.
Poseidón sufre apenado
y ante la ruda ventisca
pide clemencia a la ira
que al pecado condenaron.


La diosa se ha avergonzado
y a Chipre marcha de prisa,
guardando sagrado estigma
en su vientre enamorado.
El Céfiros se enternece
ante el cenital rebelde,
del fruto amado que esplende
su luz de Dios y de sueños,
Eros nace del desvelo
y así trasciende el pecado.


 La agraciada hizo leyendas
en su vergel de placeres,
conquistando a los donceles
con su escultural belleza.
Hincó a su Adonis rijosa
en un cendal de amapolas
y en sortilegio de luna
el crepúsculo le arrulla,
sibilino y sin preguntas
copulando sus auroras.


 Así las orlas de rosas
de artemisas y de aquenios
ungen mitos, sortilegios,
de la más hermosa joya.
Afrodita seductora,
cortesana y pitonisa,
con ojos de peregrina
y mirada soñadora,
tan lasciva que sonroja
cuando esplende una sonrisa.


 ¡Legendaria que cautiva
las caricias clandestinas!
 

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