miércoles, 20 de junio de 2012

La grandeza del alma




La grandeza del alma no se esconde entre sombras,
ella mira y se asoma sin  barreras truncadas.
La grandeza no apaga el candil de su aurora
cuando el alma censura los silencios que callan.

La grandeza no es lujo material que deslumbra,
es la tenue mirada que fecunda y perdura.
Humildad y esperanza que se unge y consagra,
en el sabio sendero del perdón sin palabras.

La grandeza es el verbo del hacer sin venganzas,
es la firme certeza que perdona y no juzga.
Es mirar la belleza de la niebla y la escarcha
y emprender desafíos entre nubes de dudas.

No hay grandeza más tierna que besar con el alma,
los primores sencillos que los ojos no alcanzan
y que brillan callados entre niebla y escarcha,
cual zafiros celestes en sutil filigrana .


La grandeza no esconde su dilecta hermosura,
filantrópica alcanza su verdad y cordura.
La grandeza renueva, regocija y perdura,
cuando el alma ha mirado el amor sin censuras.

No hay tinieblas que opaquen la beldad en penumbras,
la grandeza libera, no encadena disculpas,
no reserva falacias esquivando las dudas,
si al  besar con el alma no hay pesares ni angustias.


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