sábado, 30 de noviembre de 2013

En la humildad del silencio

En la humildad del silencio
el Espíritu divino,
abrazó el santo misterio
con el Sí del acertijo.
El cielo escuchó discreto
el pacto de la ternura,
sin  falacias ni preguntas
bendecida por el eco,
sintió María el destello
del amor que la fecunda.
 
La fidelidad conjura
con la grandeza y la honra
sabe el Señor de la Historia
la beldad en la inocencia,
de la aceptación serena
cuando es la fe quien convoca.
Surtidora y milagrosa
es la mirada que acoge,
la revelación del hombre
santificado de gloria.
 
Madre de Dios tú acrisolas
en las tinieblas la vida,
traes la luz peregrina
humanizando las sombras.
Eres dádiva amorosa
sin artificios ni lujos,
con la sencillez del justo
se bendijo las naciones,
cuando el verbo se hizo Hombre
para redimir el mundo.
 
 
 

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