lunes, 11 de febrero de 2013

Romancero

 
 


Romancero que enamoras
entre letras desafiantes,
los revuelos nigromantes
de las almas soñadoras.
Son caricias tentadoras
del arúspice erotismo,
perpetuando en su lirismo
cual sublime privilegio,
cada verso como arpegio
del asceta virtuosismo.

Romancero, más que amigo
eres cómplice de anhelos,
tan leal en mis desvelos
y el más sensible testigo.
Siempre fiel si me fatigo
entre dudas plañideras,
agotada entre quimeras
lastimadas de espejismos,
tú me allanas los abismos
y versas mis primaveras.

Romancero que trasciende
lo esencial de las primicias,
y el regocijo de albricias
que entre versos se sorprende.
Visionario que defiende
los intentos que no expiran,
entre verbos que conspiran
emancipando el talento
e ilustrando cada intento
con las musas que lo inspiran.
 

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