domingo, 7 de octubre de 2018

Pudo aclararse al fin el horizonte

Pudo aclararse al fin el horizonte,
filtrar su luz sin ilusorio velo
y así escuchar el canto del sinsonte,
el trino arrullador en su revuelo
 asido a la fragancia que en el monte
dejase su encomienda en cada anhelo.

Se impone en su verdor las arboledas,
el regio palmeral que siempre inspira
un nimbo de jazmines y resedas
 cual orlas del ocaso nos delira,
desvelos entre azarbes y veredas
 y el eco confidente que suspira.

Revela la intención de su legado
el gozo ante el otoño matutino,
regala en su placer anticipado
el cénit del amor cual torbellino,
que suple el privilegio más amado
confiando en la humildad sin desatino.



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