jueves, 3 de mayo de 2012

Y siguen el sendero


 Los dos iban contando sus quimeras,
artífices del mundo tan ufanos,
las manos dibujando las promesas
y el fértil regocijo  del ocaso.

Los dos iban pisando tierra firme,
contemplan el crepúsculo dorado
coronan los azares de matices,
cual cómplices testigos sin recato.

El pacto que seduce en el silencio,
alaba en el susurro que estremece
cual brisa que murmulla sus requiebros,
con toques que acarician indelebles.

El oro esplendoroso entre quimeras
traslúcido en el claro cristalino,
cual nítido remanso en noche plena:
crepúsculo de amores escondidos.

Platican con la fuerza en la mirada,
sus manos entrelazan sin rencores,
perpetuan la hialina encrucijada
dorada en el crepúsculo de amores.

Suspende el laberinto de las dudas
la mística pasión de la leyenda
y viven el ocaso sin premuras,
amando en el crepúsculo su espera.

Los dos sienten requiebros de energías
gozando del paisaje y sus misterios,
tatuando entre sus manos cada estigma
testigos de un crepúsculo de sueños.

Y siguen el sendero de quimeras
ilusos soñadores renovados,
atando entre sus labios las promesas
y el mágico recuerdo de un ocaso.







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