Extraño el toque montuno
del jilguero entre los montes,
cortejado por sinsontes
en el convite oportuno.
Evoco cuando reúno
en las memorias fugadas,
las repentinas entradas
del contrapunto guajiro,
desafiando algún suspiro
entre guateque y tonadas.
Soy de Cuba y matancera
del Yumurí legendario,
del Parnaso literario
llevo en mi sangre la hoguera.
De la eterna primavera
soy cual Carilda coqueta,
si desordeno discreta
con los versos mis primores
y me enamoran las flores
con el suspiro poeta.
Del Estero pintoresco
palmerales y arboledas,
evocan las rosaledas
su recuerdo quijotesco.
En el peñón gigantesco
donde fluyen manantiales,
van trinando madrigales
los sinsontes peregrinos,
que acicalan Los Molinos
de azahares y rosales.
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