lunes, 2 de enero de 2012

Un libro que se cierra.



Un libro que hoy concluye su periplo de sueños,
sus páginas guardaron sublimes mis recuerdos,
algunos de espejismos e intensos pensamientos
y otros entre las lágrimas despedidas de un beso.

Suspira entre las hojas la rosa de un recuerdo,
efímera la vela fue cómplice del beso,
y guarda entre las letras el místico deseo,
que exhala en su fragancia hechizos de otros tiempos.

Concluye entre las luces el breve sortilegio
del pasado añorado y el beso del encuentro,
fugaz arte de versos postrado de recuerdos,
evocando esperanzas y un pretérito etéreo
que no pudo alcanzar ni los elfos del tiempo.

Los ciclos que concluyen capítulos diversos,
de obstáculos temibles y anhelados encuentros,
divinos y eminentes , utópicos y excelsos,
hoy cierran el sendero de un atávico ensueño
que escribirá la historia presente de mis sueños.

Un libro que se cierra con su enigma vivido
de esotéricos sueños y secretos vacíos,
absorbe en tierno mundo de un lenguaje divino,
la esencia que contempla subjetivos idilios,
desconsuelos traidores, e inefables suspiros.

Hoy despide el poema este adagio que escribo
con los ciclos cerrados de aforismos vividos,
y la eclosión del alma manifiesta el lirismo
depurando el silencio en el duelo del libro,
que hoy sucumbe al misterio intangible de olvidos.

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