domingo, 15 de enero de 2012

Escribir es mi vida.


 
Escribir enternece lo más casto del alma,
ensombrece las penas con la lira que alcanza,
la emoción que profunda, en caudal de añoranzas,
armoniza la vida y supera las ansias.

Escribir me provoca esa paz y esa calma;
y aunque a veces desborda el ocaso en mis lágrimas,
vehemente en su éxtasis se depuran nostalgias ;
cuando en fiel misticismo yo contemplo  en su aura,
esos versos que besan el talento y la gracia.

Escribir es la intensa vocación que traspasa,
el umbral del delirio que extrapola mi alma;
y seduce al ensueño cual arúspice magia,
al dibujar con rimas la espiritual semblanza,
de un adagio de vida con matices del alba.

Escribir es la risa, es la alondra escapada,
el sinsonte que arrulla melodías arcanas,
es susurro de elfinas que musitan al aire:
universos de historias, epopeyas de amantes
y el divino horizonte nigromante del arte.

Escribir es mi vida, es augurio que excita,
lo mejor de mi prosa y las musas que riman
la soledad apagada ó la euforia divina:
eclosión de un lirismo que acompaña mis días,
de lobreguez callada y sutil poesía.




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