jueves, 26 de julio de 2012

La mirada perdida




La mirada perdida en el caos baldío,
en el nimio desorden del trivial desencanto,
se extravió entre los muros, de superfluos instintos
entre túrbidos sueños e infecundo cansancio.

La mirada robada por la oscura mentira
tan estéril de perlas, pues su llanto ha secado,
se confina insegura en la cruel anarquía
y se pierde bohemia en silencio apagado.

 
Laberintos amorfos en la yerma neblina,
enajenan el rostro de la extraña mirada
que perdida se asoma, persiguiendo la alquimia,
ó el hechizo que calme la profunda nostalgia.

Infructuosa mirada, que no sabe de enojos,
abstraída del odio, solo busca la aurora
del sosiego preclaro, despojado del ocio
que el ocaso envilece, cual sumisa congoja.

La mirada perdida se refugia en sí misma,
solo busca la estirpe del amor extraviado,
se sumerge intranquila  en la absurda utopía
y enajena sus dudas de visiones de antaño.


Ya no miran genuinas, las bohemias pupilas,
 la mirada altruista se destierra sin rumbo,
solo hay calma y silencio de los falsos sofismas
y el relente de sueños, es adagio entre muros.



La mirada robada hoy sentencia al futuro,
es preciso atajarla entre anhelos y retos,
desafiando utopías y quimeras de indultos,
conmutando rencores, liberándose en versos.

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