Promesas, melodías de cascadas.
Arrullos que renuevan el cansancio.
Convenios de ternura en las miradas.
Palabras que consuelan los fracasos.
Ofrendas del amor como un indicio
del más bello conjuro de los labios.
Promesas que se ofrecen como un pacto:
cual signo del sagrado compromiso.
Prometes el azul de los veranos,
la verde primavera del crepúsculo.
Prometes el invierno entre tus brazos
y el éxtasis supremo del conjuro,
entre luces que besan el ocaso.
Invítame a soñar cada romance
conmueve cada enigma del deseo.
Regala tu presencia en mis instantes:
divina intensidad del sentimiento,
que esculpe en mi silencio delirante
las rosas que suspiran tus requiebros.
Presagia con tu épica elocuencia,
el verbo peregrino de los sueños.
Promete en lo genuino del talento
y el arte, cual virtud de la inocencia:
la fuerza que eclosiona con los versos
e inspira el juramento de las letras.
Promesas en la diáfana esperanza,
besadas entre luces por mis sueños.
Palabras que se expresan con el alma
y añoran el lenguaje de tus besos.
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